Terapia para niños, adolescentes y adultos
Muchas veces el ser humano (niño o adulto) enfrenta retos en los que necesita una ayuda especializada:
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Por alguna dificultad específica en el manejo de su conducta o sus emociones,
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Para conocerse mejor o,
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Porque la dificultad interfiere con el desenvolvimiento de la vida diaria (casa, escuela o trabajo, familia, amigos, colegas).
No existe ningún ser humano en el mundo –no importa en qué condiciones esté su afuera –, que no pueda cambiar si se trata adecuadamente y encuentra la motivación interna para superar su dificultad. Toda persona puede aprender a aprender, a socializar, mejorar, de la misma manera que todo adulto puede aprender a manejar el estrés, la ira o lo que necesite. De esta forma podríamos decir que, la terapia es una poderosa herramienta de crecimiento.
Como modelo de crecimiento la terapia ofrece a la persona un espacio donde aprender a conocerse, darle un porqué a la conducta propia y a manejar sus emociones. Si es así, las personas están en mejor condición de hacer frente a los sentimientos que inundan la cotidianeidad: culpa, falta de intimidad, falta de logros, alegrías y otras emociones que, ciertas veces, trae el querer vivir la vida lo mejor que se puede.
La vida es más que pensar sólo en sobrevivirla o el conformarse con no alcanzar esas metas que algún día se establecieron. La vida también es hacer las paces con todo aquello que no es posible superar y que, simplemente se vuelve condición de vida. Aceptarlo es parte del proceso de crecer.
Creo firmemente que las personas pueden tener una vida más sana emocionalmente, todos pueden llegar a ser lo que deben llegar a ser (para eso el conocerse, para saber de las limitaciones y potenciales que todos poseemos). Conociendo los propios límites, las personas pueden ser más positivas, efectivas; obteniendo una mayor capacidad de elección y con ello mayor libertad y poder en el manejo de la vida personal y de allí a la familiar.
Visto así, la terapia es un espacio para nuevas perspectivas donde se crece (conociéndose, entendiéndose, perdonándose y amándose) como ser humano y donde, a la larga, cada quién aprende a ser su propio terapeuta. La terapia en general es ese espacio donde puedo ser tal cual soy y donde puedo volver a crecer para re-crearme como quiero ser redefiniendo mis parámetros, quedándome con lo que quiero y dejando ir lo que hace daño; es decir, dejando de verdad atrás el pasado (no olvidándolo, pero sí dejándolo ir).
Terapia especializada en niños
La terapia con los niños y adolescentes también es importante como factor de crecimiento, los padres deben ayudar a sus hijos a encontrar las herramientas de vida que les permitan salir adelante y mejorar sus niveles de funcionamiento.
Los niños deben ir al psicólogo, por ejemplo, si en la familia se dan cambios o pérdidas importantes, si hay un desmejoramiento en la calidad del desempeño escolar, si el niño tiene dificultades comprobadas de aprendizaje, si presenta patrones de agresividad o de pasividad extrema o si el sistema familiar se ve interrumpido por alguna de las alteraciones del niño estén o no mencionadas.
Los padres, por su parte, también se benefician de los servicios psicológicos, especialmente del entrenamiento parental, que es una guía para las necesidades de cada hijo.